A 40 años del Cordobazo, los relatos del malestar del momento.

. domingo, 24 de mayo de 2009
  • Agregar a Technorati
  • Agregar a Del.icio.us
  • Agregar a DiggIt!
  • Agregar a Yahoo!
  • Agregar a Google
  • Agregar a Meneame
  • Agregar a Furl
  • Agregar a Reddit
  • Agregar a Magnolia
  • Agregar a Blinklist
  • Agregar a Blogmarks

El 29 de mayo de 1969, prácticamente todo el pueblo cordobés salió a las calles a manifestarse en contra de una angustiante situación que había provocado el gobierno militar a cargo de Juan Carlos Onganía. Quienes encabezaron las maniefestaciones fueron los sectores gremiales y estudiantiles, pero pronto se dio la adhesión de toda la ciudad.

Ante un gobierno debilitado, los hechos que sucedieron hace 40 años fueron causantes de otras reacciones en todo el país. La lucha por las libertades y los derechos de la población se hicieron oír, y marcaron al Cordobazo como uno de los hechos más importantes de la historia de Córdoba. Tras las manifestaciones, dirigentes obreros como Agustín Tosco (aparte, entrevista a su hermana, Lucía), René Salamanca y Gregorio Flores adquirieron un gran protagonismo en la escena política nacional.

Casi medio siglo más tarde, voces locales recuerdan los hechos que sucedieron en Córdoba y la respuesta en apoyo desde Río Cuarto.


“Se vivió con mucha paz”


“En las calles se lo vivía con mucha alegría, con entusiasmo y paz, con el miedo normal cuando venían los caballos, pero uno estaba acompañado y el clima era bueno”, cuenta Carlos Azócar, quien estuvo presente en los hechos del Cordobazo.

Carlos, 40 años atrás, era militante estudiantil de la Universidad Nacional de Córdoba.

Recuerda que las manifestaciones fueron una expresión del descontento luego de que las instituciones democráticas fueran reprimidas. “Mostró al país el lenguaje de una verdadera rebelión a la que acuden los pueblos oprimidos”, indica.

Comenta que ya en el ‘66 “nos quitaron la posibilidad de tener centros de estudiantes y nos inclinamos a los sindicatos, el trabajo en las ollas populares y comedores, y se comenzó a producir un acercamiento con los obreros”. Juntos estos dos sectores fueron los más dinámicos en el Cordobazo.

- ¿Cómo se vivieron desde adentro aquellos hechos?
- Venían dándose varias huelgas y luego de un plenario de la CGT, se decidió hacer un paro de 36 horas. A las 10 de la mañana del 29 se abandonaron las actividades y se marchó al centro desde distintos puntos de la ciudad. Cuando salieron los obreros de la fábrica la gente en los barrios se fue sumando. Fue un movimiento que contó con la adhesión de la población. Es difícil encontrar a alguien en Córdoba que no haya participado del Cordobazo de una u otra manera.

Carlos señala que el apoyo de la gente en los barrios era notoria. “Fue una época en la que todos los movimientos gremiales y estudiantiles tenían mucho respeto de la gente”, sostiene y agrega: “Venía la Policía y las familias traían muebles viejos para hacer barricadas. Todos te abrían las puertas para ofrecerte refugio”.

- Ante esto la Policía se vio superada.
- Por más numerosa que era la Policía, no pudo parar ese movimiento y se vio obligada a retirarse. Quedó la ciudad en manos de la población. Luego llegó el Ejército, pero para la magnitud del Cordobazo, hubo muy pocas víctimas.


Organización y estrategia


Carlos Azócar recuerda los hechos y reconoce que se tomó una estrategia muy particular aquel día en Córdoba, “fue único entre todos este tipo de manifestaciones”, dice. “Fue muy inteligente, porque todos se fueron a sus casas cuando salió el Ejército”, de este modo, no se chocó directamente con las fuerzas entrenadas.

A su parecer, todo el hecho estuvo muy bien organizado. “No se les fue de las manos, se logró el objetivo de la adhesión de la población. Córdoba fue ocupada por su misma gente”, sostiene Carlos.

Indica que el principal evento orgánico fue la decisión de un paro activo por parte del sector de los trabajadores, y la concentración de las agrupaciones estudiantiles en distintos puntos claves de Córdoba. “Ambos sectores ya tenían experiencias de acciones conjuntas incluso antes de la irrupción militar”, indica.

Azócar sostiene que el evento no debe ser considerado patrimonio de ningún sector particular ni mucho menos de los partidos políticos tradicionales. “Fue un movimiento de los mismos cordobeses”, dice.

“Dejó como saldo la valentía de los trabajadores cuando luchan por sus objetivos, de los estudiantes cuando asumen conciencia de ideales y de la capacidad de expresión de un pueblo cuando se lo atropella”, asegura Carlos y concluye: “Queda pendiente el reconocimiento debido a los caídos en esos años y los posteriores, como militantes de la vida que supieron poner todo su coraje tras la utopía de ver una Argentina mejor y más justa”.


La adhesión local


Si bien en Río Cuarto no hubo enfrentamientos como consecuencia de lo sucedido en Córdoba, algunos alumnos de secundario mostraron su apoyo a la lucha de los obreros y los estudiantes universitarios. Antonio Pérez, que por aquella época tenía sólo 16 años, cuenta que días antes del Cordobazo, un grupo de jóvenes que cursaban sus estudios en la universidad de la capital provincial llegaron a nuestra ciudad y comentaron qué se avecinaba. “Como algo informal se fue pasando el dato de uno a otro, nosotros no pertenecíamos a ningún partido político, pero nos solidarizamos con nuestros amigos”, cuenta Pérez.

Señala que en 1969 estaba en 4º año del colegio Nacional, que eran chicos, pero “muy interesados por cuestiones sociales”, asegura. “Un día después tomamos la escuela, cerramos las puertas con cadenas”, recuerda y reconoce que fue simplemente una actitud de adolescentes.

“Para que no nos reconocieran y pensaran que éramos guerrilleros o algo así, nos pusimos pasamontañas”, continúa con la narración Antonio y agrega que luego “arengamos a varios grupos para que se sumaran, primero del colegio Industrial y después fuimos hasta el Normal”.

En las puertas de la institución educativa de la calle Constitución pidieron por el cese de actividades, pero ante la negativa se sentaron en la esquina del Jockey Club y cortaron el tránsito. “La mayoría se fue a su casa por no tener clases, pero de igual modo éramos muchos en la manifestación”, comenta Pérez.

Luego partieron hacia la plaza Roca, donde permanecieron hasta el mediodía.

“Nosotros queríamos que la gente supieran qué estaba pasando en Córdoba”, dice Antonio.


Procesos sociales
El marco que llevó a las manifestaciones


El docente universitario Eduardo Hurtado, especialista en la historia argentina del siglo XX, indica que fueron muchos los factores que incidieron para que se desarrollaran los eventos del Cordobazo. “Era de esperar que en algún momento se produjera una situación de este tipo, más allá de que al gobierno de Onganía lo toma de sorpresa, las revueltas se avecinaban, y personas como Lanusse sabían de esto”, sostiene Hurtado y agrega: “Desde el ‘55, y sobre todo desde el gobierno de Frondizi se concentra la profundización de la puja distributiva, la lucha por el salario de parte de los obreros”.

Hurtado indica que la incorporación del capital extranjero en la industria significó un gran conflicto, “generó una fragmentación en la clase dominante y a la vez un enfrentamiento que es aprovechado por el movimiento obrero”, comenta.

El docente universitario señala que en la década del ‘60 hubo un cambio en la clase media, la cual había salido fortalecida económicamente por el gobierno peronista.

“Este sector pasó a ser más dependiente del Estado, aumentó mucho el empleado público. Eso hizo que la clase media tenga un acercamiento a los sectores peronistas y haya un debilitamiento del onganiato”, sostiene Hurtado.

El malestar era general en la sociedad. La autonomía que tuvieron los universitarios durante el gobierno de Illia intentó ser frenada por el onganiato (en la noche de los bastones largos), y sin embargo, los jóvenes habían adquirido una importante gimnasia para la contestación y la movilización.

“La sociedad comenzó a justificar la violencia en función a la falta de libertades, sobre todo la clase media”, comenta Hurtado y agrega: “Aparecieron los grupos armados guerrilleros con cierta aceptación por este sector. Era una sociedad predispuesta a reaccionar en contra de la opresión de ese gobierno”.

- Una pregunta frecuente es si ¿todo fue organizado o espontáneo?
-Se dieron las dos cosas, por un lado lo que tenían pensado los dirigentes sindicales para movilizar a sus bases, lo que no tenían planificado era la respuesta del resto de los sectores. Por ejemplo, no se esperaba un apoyo de los estudiantes de tal magnitud. Los enfrentamientos se fueron de las manos, eso lo reconocieron los mismo dirigentes, porque hasta las sanciones que podían tener por hacer un paro no eran las mismas que las originadas por estos actos.

- ¿Pudo haber repercusiones en Río Cuarto?
- La sociedad riocuartense en la década del ‘60 era muy armónica, todavía el ascenso social era posible. Además, no había una distancia social marcada, no había empresas con muchos empleados, y los de comercio tenían una relación cara a cara con sus jefes. Tampoco hubo muchos militantes que pudieran tomar medidas, los que estaban se iban a Córdoba. Del mismo modo, las características del estudiante del Instituto Superior de Ciencias, pertenecía a un ámbito de trabajo más íntimo. Todo esto hizo que aquí no hubiese consecuencias como en otras ciudades.


Lucía Tosco
“Agustín para mí fue un maestro y un gran héroe”


Lucía, la hermana de Agustín Tosco, una de las figuras más representativas del Cordobazo, recordó al líder social 40 años después de los enfrentamientos. “Fue un gran héroe, porque tuvo un proceder y una conducta intachable y, además, era muy honesto”, confiesa Lucía Tosco.

Señala que de joven Agustín era muy tímido y que le llamó la atención que luego “se convirtiera en el hombre que fue, capaz de enfrentarse a todo”. Dice que siempre fueron muy compañeros entre si y que desde chicos lo tuvo como un maestro. “Me daba sanos consejos para encarar cada día y me enseñaba de todo”, recuerda.

“Una cosa que me dijo, que me quedó grabada para siempre, fue que las ideas son libres, pero que cada uno tiene algo para ser rescatado, no importa quien fuera”, comenta Lucía.

A los 14 años Agustín Tosco abandonó Coronel Moldes para irse a estudiar a Córdoba.
Desde allí mantuvo un contacto a través del correo postal con su hermana.

“Hablábamos de todo, y siempre me contaba todo lo que quería hacer, yo lo apoyé en todo”, cuenta Lucía con nostalgia la relación con su hermano.

Orgullosa recita una poesía que escribió para Agustín: “Hombre humilde, de gran talla, Dirigente, honesto obrero, atento siempre en la batalla, De súper inteligencia, preciso, sagaz, Conductor íntegro, intachable, muy capaz” (fragmento). “Te lloro, te quiero con inmenso e infinito amor”, concluye en su poema.

Lucía destaca la integridad de su hermano, “los políticos de hoy lo que menos tienen es honestidad”, sostiene.

Luis Schlossberg
lschlossberg@puntal.com.ar

0 comentarios: