Hoy se cumplen 32 años de la desaparición de la alfabetizadora Berta Perassi. Aquí se reproduce la carta que le escribió su ex novio y que ayudó a que toda una ciudad conozca su militancia.
Querida Berta: desde hace tiempo siento una inmensa necesidad de escribirte y de contarte lo que he vivido sin vos a lo largo de tantos años.
En la ciudad de Río Cuarto corría el año 1973, la universidad era muy joven y los aires de revolución nos envolvían, nos cautivaban. Los dos estudiábamos y comenzamos la militancia política en la agrupación estudiantil AUBA (Agrupación Universitaria de base) del Peronismo de Base.
Cuando te conocí me gustaste enseguida, no sólo como compañera de militancia sino también como mujer. Recuerdo aún tu cabello rubio y tus jeans gastados que te daban un aire de rebeldía. Nuestra relación no fue muy larga pero sí muy intensa, tanto como aquella época de la historia.
Vos siempre fuiste más decidida que yo, querías que no hubiera más injusticias, querías que el mundo fuera mejor... rápidamente te fuiste a trabajar a los barrios de la periferia, les enseñabas a leer y a escribir a los trabajadores, a esos que firmaban los contratos laborales con la huella digital del dedo pulgar y no sabían lo que decía más arriba, les enseñaste a respetarse a sí mismos, a ser más libres para luchar por sus derechos.
Fue allí en el barrio El Acordeón de Banda Norte que una patota parapolicial vino a quemarte con colillas de cigarrillos y a amenazarte de muerte. Ya eras una “subversiva”. Allí empezó otra vida para vos… ante la amenaza de muerte no quedaba espacio para Berta en Río Cuarto…
Sentí en ese momento impotencia y deseos de protegerte, te acompañé a la casa de tu vieja, en Moldes, y me quedé dos días con vos pensando cómo continuar, cómo vivir con la pesadilla de la amenaza permanente…
Finalmente tomaste la decisión de irte a Córdoba… fue a mediados del año 74, ya la derecha había comenzado su trabajo de sapa contra los militantes populares…
Ya en Córdoba empezaste de nuevo a discutir, a reflexionar, a pensar ¿qué hacer? El Peronismo de Base de Córdoba estaba en crisis, no te convenció esa opción, pero querías continuar luchando contra la explotación de los trabajadores, contra la falta de derechos sociales. Buscaste trabajo y lo conseguiste como obrera en la fábrica de galletitas Lía, querías vivir con los obreros y obreras, querías ser parte de sus luchas… así fue que te contactaste con compañeros del Partido Revolucionario de los Trabajadores, y pocos meses antes del golpe de estado te incorporaste a su frente sindical…
Eran tiempos difíciles, cada vez había más represión…
En el año 75 el ambiente se hacía irrespirable en Río Cuarto, habían allanado mi casa, continuaban las amenazas de muerte hacia los militantes populares…Yo también me fui a Córdoba en parte porque quería estar cerca de vos…, amor de juventud... nos vimos, salimos juntos un par de meses… pero después nos alejamos, todo en tu vida era muy intenso, tu militancia era de tiempo completo, verse mucho era peligroso…
Con el tiempo supe que tenías otro compañero, me puse muy triste, pero finalmente terminé aceptándolo. Te veía muy de vez en cuando, me gustaba verte, tenías mucha fuerza y te costaba aceptar que yo no militara todavía, vos siempre fuiste más decidida…
Así llegó el golpe y la represión se agravó notablemente, los secuestros de compañeros eran cada vez más numerosos… El 27 de mayo del 1976 me secuestraron a mí, me llevaron a la D2, División Inteligencia de la Provincia de Córdoba, y me torturaron. El torturador principal allí era el Gato Gómez, también de Río Cuarto… No sabían nada de mí. No me resultó muy difícil resistir a la tortura, negar que conocía militantes en Córdoba…
Ahí, Berta empecé a “olvidarte”, a borrarte de mi vida, ¿sabés?, conocerte era peligroso para vos y para mí, era mejor para los dos que te borrara de mi vida… Me llevaron a Río Cuarto, siguieron torturándome y me dejaron solo en una celda durante 71 días… Mucho después supe que mientras yo estaba en esa celda aislado del mundo a vos te secuestraba una patota del ejército, fue el primero de julio de 1976, todavía no sabemos cómo te detuvieron…
Pero si sabemos que te llevaron a La Perla, monstruoso campo de concentración, que allí te torturaron salvajemente, que te picanearon horriblemente, que uno de tus torturadores fue Luis Manzanelli que te dejó los ojos morados de las trompadas que te dio… cobarde, un tipo inmundo … lo que si sabemos es que resististe, que no cantaste a nadie, que los represores del Tercer Cuerpo de ejército con Menéndez a la cabeza te catalogaron de “irrecuperable” y que a los 20 días te “trasladaron”, seguramente te fusilaron, como hicieron con tantos compañeros, cobardemente, encapuchada y con las manos atadas, por el solo “error” de haber luchado junto al pueblo cordobés, por ser activista sindical, por querer hacer la revolución para acabar con la explotación de los obreros, por querer una sociedad más justa… tenías 23 años llenos de vida…
Tuve más suerte que vos, estuve preso 3 años y 2 meses, fue muy duro pero logré resistir a la política de destrucción que aplicaban los genocidas que te habían matado.
En el camino perdí muchos otros compañeros, a 29 de ellos los mataron cobardemente en la cárcel de Córdoba, a Alberto Pinto que militaba con nosotros en el Peronismo de Base de Río Cuarto, lo mataron en la cárcel de La Plata, a trompadas y patadas… ¿te acordás que era epiléptico y que el estado avanzado de su enfermedad le impedía coordinar bien los movimientos? Estos salvajes no tuvieron reparo en darle terribles palizas hasta que las lesiones le provocaron la muerte en lenta agonía…
Te decía que yo te había borrado de mi vida… a los dos años de estar preso me sacaron de vuelta a torturarme, de nuevo el gato Gómez, de nuevo la mojarra hasta que tragaba tanta agua que parecía que me moría… En una de esas sesiones el gato me habló de vos… me dijo que eras mi novia… y yo te volví a olvidar, negué que hubieras sido mi novia, disculpame, fue un acto de autodefensa, estoy seguro de que me vas a comprender, en realidad nunca te he olvidado… pero ante ese salvaje no me convenía reconocer que te conocía… sabés, eso me ha perseguido toda la vida… en realidad hice lo mismo que vos, que también me “olvidaste” cuando te secuestraron, cuando te torturaron salvajemente, ahora sé que si les hubieras hablado de mí hoy no podría escribirte… me hubieran sacado de la celda y me hubieran llevado a La Perla… ¿sabés que me salvaste la vida?
Finalmente salí en libertad en julio del 79, con miedo ya que los militares seguían secuestrando a los militantes populares .¿Te enteraste de que hay 30.000 detenidos desaparecidos como vos? Estos genocidas destruyeron toda una generación, la nuestra, la que luchó por un mundo mejor, los mejores como vos ya no están, ha sido terrible Berta, no te imaginas el desastre que hicieron.
¿Sabés que si hubieras estado embarazada te hubieran guardado en vida para robarte el bebé? ¿Sabés que así se robaron a 500 niños y mataron a 500 madres? Y todo esto Berta, lo hicieron con apoyo yanqui y de los grandes monopolios internacionales, los directivos de esas empresas entregaban listas de los delegados sindicales, como vos…
Te cuento que no sólo nos derrotaron masacrando a muchísimos luchadores populares, sino que después, en parte por la lucha de los familiares de los desaparecidos y la solidaridad internacional, y en parte porque los militares perdieron cobardemente la guerra de las Malvinas, tuvieron que dejar el poder, perdón, el gobierno… y aunque se juzgó a la cúpula militar, rápidamente decretaron las leyes del olvido, implantando la más monstruosa de las impunidades… además los militares y todos los gobiernos posteriores entregaron el país, lo vendieron, lo regalaron a las multinacionales… y lo pudieron hacer más fácilmente porque vos no estabas… Ahora hay mucha más pobreza y miseria que cuando vos estabas…
Recién ahora se ha abierto un espacio para reclamar justicia, para que tus asesinos vayan presos por sus crímenes aberrantes… eso me ha hecho revivir Berta, el año pasado denuncié el asesinato de Alberto y este año estoy tratando de recuperar tu historia… Te cuento que hablé con tu hermano, que fue muy triste porque ellos te esperan,¿Sabés Berta? es muy duro saber que no estás pero al mismo tiempo no saber dónde han escondido tu cuerpo… A veces dan ganas de pensar que vas a aparecer… tu hermano nos va a dar una foto tuya, y entre todos los que hemos quedado vivos vamos a reconstruir tu historia, para que nadie te olvide, para que no desaparezcas como ellos quisieron… ¿Sabés que hasta robaron tu legajo de la Universidad de Río Cuarto? Realmente se ensañaron con vos…
En todos estos años, soñé despierto que te encontraba, te veía en la calle en el rostro de alguna chica, y, aunque sé que estos hijos de puta te mataron, siempre tengo tu imagen presente, tu sonrisa, tus ojos lindos, tu alegría…
Ahora te digo simplemente, ¡hasta la victoria siempre, compañera Berta!
Esta carta fue escrita por David Andenmatten el 1 de enero del 2006.
Por qué la escribí
En diciembre del año 2005 declaré ante la Justicia Federal de Cordoba sobre mi secuestro, tortura y mi estadía en el centro clandestino "D2" de Córdoba, la comísaria de Río Cuarto y la tortura y luego las diferentes cárceles por las que pasé.
Al final de la declaración pregunté si tenían noticias de Berta y me dijeron que sí, que Graciela Geuna había declarado que la había visto en La Perla y que había sido torturada por Manzanelli, (el mismo que hoy está siendo juzgado) y que a los 20 días la habían "trasladado" (fusilado y desaparecido el cuerpo).
Cuando llegué a mi casa en Ginebra sentí que en 30 años la había guardado muy fuerte en mi interior y su recuerdo era una herida abierta que sangraba. Una noche no podía dormir pensando en Berta, me levanté a eso de las 3 de la mañana y terminé la carta de un tirón. Me salió del alma. Me hizo mucho bien escribirla y sobre todo compartirla con mis amigos y luego con la familia de Berta...
Esa carta fue el inicio de la investigación que nos permitió descubrir todos los detalles de la vida de Berta, sobre todo en el último período, cuando era buscada por los represores en Córdoba y hasta que fue secuestrada, torturada, fusilada y desaparecida.
David Andenmatten,
Desde Ginebra (Suiza)
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